LAS MANERAS PARA CONVERTIRSE EN EL JEFE AL QUE TODOS QUIEREN

LAS 8 MANERAS PARA CONVERTIRSE EN EL JEFE AL QUE TODOS QUIEREN

 Es fácil entender por qué el lema “Trabajar duro y ser amable con la gente” es tan popular. No sólo es corto y memorable, sino que también nos recuerda cuán valiosos son algunos rasgos, como la diligencia y amabilidad en el lugar de trabajo, a menudo pasados por alto. Con esto en mente, en esta guía se detallan los pasos a seguir para ser jefes valorados y queridos por nuestros empleados. No siempre es fácil – este tipo de liderazgo requiere una ligera sensibilidad y la capacidad de resolver problemas sin que cunda el pánico – pero los siguientes ocho consejos son un buen punto de partida.

  1. NO TRATEMOS DE SER EL JEFE “GUAY”

Tener una apariencia autoritaria pero con los pies en la tierra puede ser un balance duro de mantener, y por eso los límites son críticos Mientras que hay numerosas maneras de distinguirnos como un líder, los gestos simbólicos o superficiales poco importan. No debemos estancarnos en vestir de manera más formal, en reservar una plaza de párquing o en contratar caterings caros. En vez de eso, podemos optar por diferenciadores más importantes como ser el primero y el último en mostrar un entusiasmo implacable. Al mismo tiempo, debemos resistir la tentación de forzar charlas con nuestros empleados dejándonos caer por sus puestos o invitándolos a comer. Debemos dejar que esas relaciones fluyan naturalmente y no preocuparnos de si nos ven como amigos o confidentes. Ese no es nuestro trabajo.

 

  1. RECORDAR QUE NUESTRA FUERZA DE TRABAJO NO ES ESTRICTAMENTE NUESTRA FAMILIA

Nosotros y nuestro staff somos compañeros de un mismo equipo, amigos cercanos incluso, pero no es estrictamente una familia. Cada empresa se beneficia de una “cultura de la salud” pero no se comparan con la intensidad y la obligación que conlleva la palabra “familia”. Esto no significa que no se puedan hacer bromas, pero debemos tratar de no introducir y aplicar lemas o reglas muy duros. Las estrategias de cultura corporativa y de capital humano son vitales y definitivamente necesitan un reinicio desde sus orígenes en 1980 en Wall Street. Un poco de cultura es buena y puede prevenir charlas negativas, pero demasiada información puede tener el efecto contrario.

 

  1. INIVTAR Y ACEPTAR LA CRÍTICA

Esto puede ser una regla más difícil de seguir para los jefes que para el resto de los empleados. Hay miles de ejemplos en los que jefes han tratado de fomentar ambientes donde la crítica constructiva sea un punto a tratar, sólo para perder el enfoque y encajarse en el primer empleado bienintencionado que critica sus propias actuaciones. Debemos darle a nuestro equipo un formato para abordar las cuestiones que de otro modo tendrían reparo en comentar, y mostrarles que su honestidad y compromiso para mejorar son apreciados mediante la aceptación de las críticas con agrado.

 

  1. NO SEAMOS UN OBJETIVO

Como líderes, tenemos la habilidad de escoger nuestro grado de visibilidad. Hay un término medio para conseguirlo: estar lo suficientemente cerca para darle a la gente cosas tangibles que les gusten de nosotros, pero lo suficientemente ausentes para que no encuentren nada que les desagrade. Siempre que sea posible, hay que ofrecer buenas noticias, novedades interesantes, nuevos contratos, etc., en las grandes reuniones de empresa. Tratemos de tomar un par de preguntas, quizás algunas que hayamos visto por correo electrónico primero. Regulemos cuidadosamente nuestra presencia, pero también prestar especial atención al tono de nuestra interacción. Incluso si somos divertidos, no debemos intentar ser el jefe graciosete. Hay que recordar – si hacemos una broma, puede que ofenda a alguien, y si nadie la entiende, puede que ofenda a todos.

 

  1. UTILIZAR A LA COMPETENCIA COMO MOTIVACIÓN

Si alguna vez escuchamos rumores en los pasillos, o descontento general, desviar la atención hacia terceras personas externas puede ser una buena manera de lidiar con la tensión, debemos fomentar el instinto de superación y de ganadores de nuestros empleados. Siempre intentaremos ser mejores que nuestros competidores y esto nos motivará a trabajar más duro Si se acerca una fecha importante para la empresa, debemos centrarnos en esa fecha límite y crear el deseo de unirse a la carrera por ver quién es el mejor a los empleados, siempre y cuando esta competencia sea sana y leal. Este es un buen método, ya que los equipos trabajan mejor cuando luchan unidos contra una fuerza externa sólo debemos guiarlos y aconsejarlos bien en esta carrera.

 

  1. OFRECER INCENTIVOS Y REGALOS

Las cosas gratis mueven montañas. La gente ama los regalos y a las personas que los dan, por lo que debemos aprovechar la oportunidad para ser una fuente de alegría y generosidad. Esta práctica va más allá repartiendo objetos con el logo de la empresa, como por ejemplo camisetas, bolígrafos, libretas, tazas, etc., cosas que hagan que los empleados nos recuerden. Para los que ya hacen estas cosas, deberán pensar en cosas más originales esta vez. Un regalo inesperado ilusiona y motiva a cualquiera. ¿A quién no le gusta ser sorprendido de vez en cuando?

 

  1. PEDIR PEQUEÑOS FAVORES

Todo el mundo quiere sentirse útil. Podemos acercarnos a nuestros empleados pidiéndoles que hagan pequeños trabajos rápidos y asequibles. Podemos hacer esto con cualquier empleado del cual entendamos su trabajo para que pueda disfrutar haciéndolo también. Debemos asegurarnos de que nuestra petición no les tome mucho tiempo. De esta manera, la gente será más propensa a confesar si la tarea que les hemos asignado fue inintencionadamente difícil.

 

  1. PEDIR PERDÓN PÚBLICAMENTE POR NUESTROS ERRORES

La falibilidad es una cualidad importante, pero más importante es la recompensa emocional que se obtiene de una disculpa pública y sincera. Las disculpas son poderosas y proyectan un sentido de empatía, virtud y responsabilidad corporativa. Una vez más, vamos a necesitar un toque suave aquí. Debemos enfocarnos en errores medianos, y generar nuestra disculpa en función de eso

LAS MANERAS PARA CONVERTIRSE EN EL JEFE AL QUE TODOS QUIEREN

LAS 8 MANERAS PARA CONVERTIRSE EN EL JEFE AL QUE TODOS QUIEREN

 Es fácil entender por qué el lema “Trabajar duro y ser amable con la gente” es tan popular. No sólo es corto y memorable, sino que también nos recuerda cuán valiosos son algunos rasgos, como la diligencia y amabilidad en el lugar de trabajo, a menudo pasados por alto. Con esto en mente, en esta guía se detallan los pasos a seguir para ser jefes valorados y queridos por nuestros empleados. No siempre es fácil – este tipo de liderazgo requiere una ligera sensibilidad y la capacidad de resolver problemas sin que cunda el pánico – pero los siguientes ocho consejos son un buen punto de partida.

  1. NO TRATEMOS DE SER EL JEFE “GUAY”

Tener una apariencia autoritaria pero con los pies en la tierra puede ser un balance duro de mantener, y por eso los límites son críticos Mientras que hay numerosas maneras de distinguirnos como un líder, los gestos simbólicos o superficiales poco importan. No debemos estancarnos en vestir de manera más formal, en reservar una plaza de párquing o en contratar caterings caros. En vez de eso, podemos optar por diferenciadores más importantes como ser el primero y el último en mostrar un entusiasmo implacable. Al mismo tiempo, debemos resistir la tentación de forzar charlas con nuestros empleados dejándonos caer por sus puestos o invitándolos a comer. Debemos dejar que esas relaciones fluyan naturalmente y no preocuparnos de si nos ven como amigos o confidentes. Ese no es nuestro trabajo.

 

  1. RECORDAR QUE NUESTRA FUERZA DE TRABAJO NO ES ESTRICTAMENTE NUESTRA FAMILIA

Nosotros y nuestro staff somos compañeros de un mismo equipo, amigos cercanos incluso, pero no es estrictamente una familia. Cada empresa se beneficia de una “cultura de la salud” pero no se comparan con la intensidad y la obligación que conlleva la palabra “familia”. Esto no significa que no se puedan hacer bromas, pero debemos tratar de no introducir y aplicar lemas o reglas muy duros. Las estrategias de cultura corporativa y de capital humano son vitales y definitivamente necesitan un reinicio desde sus orígenes en 1980 en Wall Street. Un poco de cultura es buena y puede prevenir charlas negativas, pero demasiada información puede tener el efecto contrario.

 

  1. INIVTAR Y ACEPTAR LA CRÍTICA

Esto puede ser una regla más difícil de seguir para los jefes que para el resto de los empleados. Hay miles de ejemplos en los que jefes han tratado de fomentar ambientes donde la crítica constructiva sea un punto a tratar, sólo para perder el enfoque y encajarse en el primer empleado bienintencionado que critica sus propias actuaciones. Debemos darle a nuestro equipo un formato para abordar las cuestiones que de otro modo tendrían reparo en comentar, y mostrarles que su honestidad y compromiso para mejorar son apreciados mediante la aceptación de las críticas con agrado.

 

  1. NO SEAMOS UN OBJETIVO

Como líderes, tenemos la habilidad de escoger nuestro grado de visibilidad. Hay un término medio para conseguirlo: estar lo suficientemente cerca para darle a la gente cosas tangibles que les gusten de nosotros, pero lo suficientemente ausentes para que no encuentren nada que les desagrade. Siempre que sea posible, hay que ofrecer buenas noticias, novedades interesantes, nuevos contratos, etc., en las grandes reuniones de empresa. Tratemos de tomar un par de preguntas, quizás algunas que hayamos visto por correo electrónico primero. Regulemos cuidadosamente nuestra presencia, pero también prestar especial atención al tono de nuestra interacción. Incluso si somos divertidos, no debemos intentar ser el jefe graciosete. Hay que recordar – si hacemos una broma, puede que ofenda a alguien, y si nadie la entiende, puede que ofenda a todos.

 

  1. UTILIZAR A LA COMPETENCIA COMO MOTIVACIÓN

Si alguna vez escuchamos rumores en los pasillos, o descontento general, desviar la atención hacia terceras personas externas puede ser una buena manera de lidiar con la tensión, debemos fomentar el instinto de superación y de ganadores de nuestros empleados. Siempre intentaremos ser mejores que nuestros competidores y esto nos motivará a trabajar más duro Si se acerca una fecha importante para la empresa, debemos centrarnos en esa fecha límite y crear el deseo de unirse a la carrera por ver quién es el mejor a los empleados, siempre y cuando esta competencia sea sana y leal. Este es un buen método, ya que los equipos trabajan mejor cuando luchan unidos contra una fuerza externa sólo debemos guiarlos y aconsejarlos bien en esta carrera.

 

  1. OFRECER INCENTIVOS Y REGALOS

Las cosas gratis mueven montañas. La gente ama los regalos y a las personas que los dan, por lo que debemos aprovechar la oportunidad para ser una fuente de alegría y generosidad. Esta práctica va más allá repartiendo objetos con el logo de la empresa, como por ejemplo camisetas, bolígrafos, libretas, tazas, etc., cosas que hagan que los empleados nos recuerden. Para los que ya hacen estas cosas, deberán pensar en cosas más originales esta vez. Un regalo inesperado ilusiona y motiva a cualquiera. ¿A quién no le gusta ser sorprendido de vez en cuando?

 

  1. PEDIR PEQUEÑOS FAVORES

Todo el mundo quiere sentirse útil. Podemos acercarnos a nuestros empleados pidiéndoles que hagan pequeños trabajos rápidos y asequibles. Podemos hacer esto con cualquier empleado del cual entendamos su trabajo para que pueda disfrutar haciéndolo también. Debemos asegurarnos de que nuestra petición no les tome mucho tiempo. De esta manera, la gente será más propensa a confesar si la tarea que les hemos asignado fue inintencionadamente difícil.

 

  1. PEDIR PERDÓN PÚBLICAMENTE POR NUESTROS ERRORES

La falibilidad es una cualidad importante, pero más importante es la recompensa emocional que se obtiene de una disculpa pública y sincera. Las disculpas son poderosas y proyectan un sentido de empatía, virtud y responsabilidad corporativa. Una vez más, vamos a necesitar un toque suave aquí. Debemos enfocarnos en errores medianos, y generar nuestra disculpa en función de eso