A pesar de la diversidad de personalidades y caracteres, hay un perfil específico, que corresponde a los que serán los mejores representantes.
Un portavoz no es simplemente un miembro del personal de relaciones con los medios. Será la cara y la voz no oficial de nuestra empresa. Su conjunto de habilidades va más allá de la gestión de las relaciones en general y de hablar en público. Crean un tono y una narrativa para nuestra marca. Toda empresa necesita un estratega multidisciplinario y un comunicador que vaya de frente; un hombre derecho que se ocupe de la prensa, de los compañeros, de los inversionistas potenciales y de los asistentes a conferencias. Esta persona podría ser cualquier miembro de nuestro equipo, desde el director de un departamento, hasta un comercial.
Un montón de empresas piensan que la mejor opción será alguien con un alto cargo, pero estas claves que vamos a ver a continuación pueden hacernos cambiar de opinión.
1. FOMENTAR EL HABLAR EN PÚBLICO
Nuestro portavoz tendrá que ser capaz de hablar, entrevistar, socializar y mostrarse confidente.
Debemos crear oportunidades para que nuestro equipo practique estas habilidades de manera regular (tal vez dos veces por semana) en mesas redondas o reuniones, de modo que sean capaces de responderá preguntas y críticas en tiempo real y de manera esporádica.
2. IDENTIFICAR A LOS ENTUSIASTAS
Las personas que disfrutan de su trabajo y piensan amablemente sobre su trabajo tienden a hablar de ello con sus amigos y familiares (incluso cuando esos terceros aún no tienen ni idea de a qué nos dedicamos). Debemos identificar a los empleados que generan más revuelo sobre nuestra firma en sus vidas personales – y sea en las reuniones o en la pausa del café – porque de alguna manera ya tendrán práctica, aunque de manera informal, como portavoces.
3. PRESTAR ATENCIÓN A LOS BUENOS NARRADORES
Es importante que nuestra arma secreta tenga una habilidad narrativa pulida y convincente. ¿Hay algún comediante amateur o viajante entusiasta en nuestro equipo? Debemos prestar atención a los oradores con un fuerte sentido del tiempo y audiencia.
4. OBSERVAR EL COMPORTAMIENTO SOCIAL DE NUESTRO STAFF (¡PERO SIN ACOSAR!)
Podemos observar cómo interactúan diferentemente nuestros trabajadores en situaciones sociales.
¿Quién es el más trabajador?, ¿quién es el que se escaquea?… Queremos a alguien que se mueva bien tanto en pequeños ambientes como en grandes masas, amable y fácil de tratar.
5. ENCONTRAR A ALGUIEN CON BUEN OLFATO PARA LAS NOTICIAS
Quizás nuestro director ejecutivo es un genio en lo suyo, pero no puede estar al tanto de todo lo demás. Queremos una persona que sepa un poco de todo, casi como un juego de trivial, pero no alguien que sepa de mucho y no domine nada. Lo poco que sepa, debe saberlo con convicción.
6. ¿QUIÉN ES POPULAR EN TWITTER/INSTAGRAM?
Si ya hemos fisgoneado en sus redes sociales antes de contratarlos, es hora de hacer un buen uso de esa arma. Dependiendo de la naturaleza de su popularidad (esperemos que por su ingenio y no por sus ideologías políticas), una audiencia ganada suficientemente grande puede revelar una comprensión de la marca corporativa y contenido valioso en nuestra búsqueda de un portavoz.
Olvidémonos de Facebook y sus números estáticos de audiencia; Twitter e Instagram son puntos de interés rápidos e indoloros para evaluar a nuestros trabajadores viendo cómo se expresan.
7. NO CONFUNDIR EXCÉNTRICO CON GENIO
El arquetipo general de un portavoz peculiar pero visionario es un mito. A menudo, no hay sustancia detrás del espectáculo. Llevar lo mismo cada día y tener una afición por la retransmisión distante, las proclamaciones de ensueño no son requisitos para un buen portavoz. Debemos evitar seleccionar a estos prototipos en favor de aquellos que son convencedores de masas predecibles que son innovadores y todavía tienen un atractivo para las masas fiable. Nuestro portavoz tiene que ser capaz de relatar – no complacer o condescender – al público.